¿Le dices que sí a todo, por miedo a que no vuelvan a preguntarte, sin fijarte en si lo necesitas, te beneficia… o te es rentable?
Antes de ver cuál es la respuesta correcta.
Quizá te pasa como a mucha gente, cuya abuela le decía aquello de: Con el hambre que se pasa en… (introduzca país, periodo de tiempo o continente que se considera pobre) cuando no te querías comer el plato de lentejas. ¿Ahora no te parece rídiculo?
El trabajo siempre va a más
Y esto lo hemos dicho en muchas ocasiones. Sin embargo, a veces nos aferramos a pensar que el momento dulce es ahora, y que lo que no acepte como trabajo hoy, se me habrá pasado ya para mañana.
Eso es el “Síndrome de escasez”: Tu abuela te decía que te comieras las lentejas porque tenía miedo (por lo que conocía) de que no hubiera. Y tu vorágine laboral (¿a quién no le ha pasado? Meterse en cosas hasta decir basta, o sin decir basta) bebe del mismo ejemplo: tener trabajo hoy, por si me falta mañana.
¿Y esto, quién lo ha estudiado?
En realidad, es algo que se empieza a ver ahora y se le empieza a escuchar nombrar, pero no es como el síndrome este de la impostora que nos inunda la mente en ocasiones.
En las generaciones que están empezando en un mundo laboral informatizado que además dependen una o de uno mismo (profesiones liberales), pero es especialmente sangrante en las profesiones que emprendemos por supervivencia – ¿Cómo decir que no, cómo plantearme que no, y si no tengo mañana? Como si el trabajo que tuviéramos mañana dependiera del volumen que tenemos hoy: Y os decimos, ¿no depende de lo que aportamos, más de cuánto lo hacemos? Y, ¿no dicen esto de quien mucho abarca, poco aprieta?
Un día más, hablando de salud mental y saber decir adiós o que esto que me propones no puede ser ni mi proyecto o que no es mi precio. Porque, ¿no os ha pasado sentir pánico ante una propuesta porque sabes que algo no está bien, pero también sientes que se pasa el tren?
Pues amigas: A veces decir que no, no es que algo no vuelva, simplemente es saber donde están los límites. Y, a veces decir no, es decirnos sí dos veces: una porque nos reafirmamos en que no podemos, y otra porque nos permite dedicar lo que habríamos invertido en nuestro proyecto o nosotras mismas.
Si te gustaría aprender más sobre el emprendimiento, cómo gestionar un negocio y si quieres formar parte de nuestra comunidad en Telegram, suscríbete a Ibilbidea Podcast por lo que te cuestan 6 cafés al mes.